Si antes de comenzar el año nos llegan a decir que estaríamos de confinamiento por un virus, creo que la mayoría de las personas nos hubiéramos comenzado a reír.
La situación que nos está tocando pasar es un tanto extraña, y cada persona puede reaccionar de distintas formas. Habrá gente que haya descubierto aficiones que antes no tenía, otros habrán comenzado a hacer ejercicio, hayan visto películas que tenían pendientes...
Otro punto de vista muy distinto es el que nos toca vivir a los alumnos, sobre todo a los de 2º de Bachiller. Al principio estábamos muy en incertidumbre sobre que iba a pasar con el curso, ya cada día se planteaban distintas posibilidades. Poco a poco los profesores nos han ido informando a través de videollamadas, correos o por classroom de los distintos ejercicios y de cómo se iba a evaluar lo que queda de curso. Siempre nos animan y nos dicen que aprovechemos esta situación, ya que nos puede beneficiar en cierto modo.
Pensar que este iba a ser mi último año en el instituto (si todo salía bien) y no poder despedirlo con una graduación y salir de fiesta con todos mis compañeros es muy triste.
Durante este confinamiento he echado de menos muchas cosas. En especial a mis amigos. Estaba acostumbrada a verlos diariamente, y ahora verlos a través de una pantalla se hace duro. A pesar de que siempre estemos hablando, no es lo mismo que estar físicamente con ellos.
Esta situación nos está sirviendo para apreciar cosas que antes no valorábamos, y una es el instituto. Aunque siempre nos quejáramos por el hecho de madrugar o por aburrirnos en una clase, creo que era una forma de poder ver a mis amigas. Y también se añoran algunas clases en las que incluso te lo pasabas bien.
Pero de esto se saca algo bueno, y es el estar más tiempo con mi familia. El hecho de buscar algo para combatir el aburrimiento y realizarlo juntos, nos ha unido aún más. Hemos bailado, realizado deporte juntos, hemos hecho galletas, bizcochos...
Hay cumpleaños y fiestas que no han podido ser celebradas. Todas esas celebraciones se acumulan y el día que podamos disfrutarlas lo haremos el doble y sin fecha de caducidad.
Volveremos a salir. A besarnos. A abrazarnos. A ver a nuestras familias. A ver a nuestros amigos.
Saldremos de esta, y ojalá sea pronto.
La situación que nos está tocando pasar es un tanto extraña, y cada persona puede reaccionar de distintas formas. Habrá gente que haya descubierto aficiones que antes no tenía, otros habrán comenzado a hacer ejercicio, hayan visto películas que tenían pendientes...
Otro punto de vista muy distinto es el que nos toca vivir a los alumnos, sobre todo a los de 2º de Bachiller. Al principio estábamos muy en incertidumbre sobre que iba a pasar con el curso, ya cada día se planteaban distintas posibilidades. Poco a poco los profesores nos han ido informando a través de videollamadas, correos o por classroom de los distintos ejercicios y de cómo se iba a evaluar lo que queda de curso. Siempre nos animan y nos dicen que aprovechemos esta situación, ya que nos puede beneficiar en cierto modo.
Pensar que este iba a ser mi último año en el instituto (si todo salía bien) y no poder despedirlo con una graduación y salir de fiesta con todos mis compañeros es muy triste.
Durante este confinamiento he echado de menos muchas cosas. En especial a mis amigos. Estaba acostumbrada a verlos diariamente, y ahora verlos a través de una pantalla se hace duro. A pesar de que siempre estemos hablando, no es lo mismo que estar físicamente con ellos.
Esta situación nos está sirviendo para apreciar cosas que antes no valorábamos, y una es el instituto. Aunque siempre nos quejáramos por el hecho de madrugar o por aburrirnos en una clase, creo que era una forma de poder ver a mis amigas. Y también se añoran algunas clases en las que incluso te lo pasabas bien.
Pero de esto se saca algo bueno, y es el estar más tiempo con mi familia. El hecho de buscar algo para combatir el aburrimiento y realizarlo juntos, nos ha unido aún más. Hemos bailado, realizado deporte juntos, hemos hecho galletas, bizcochos...
Hay cumpleaños y fiestas que no han podido ser celebradas. Todas esas celebraciones se acumulan y el día que podamos disfrutarlas lo haremos el doble y sin fecha de caducidad.
Volveremos a salir. A besarnos. A abrazarnos. A ver a nuestras familias. A ver a nuestros amigos.
Saldremos de esta, y ojalá sea pronto.
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